¿Recuerda la antigua serie televisiva llamada “Los Intocables”? Eran un grupo de policías selectos, una elite especialmente escogida entre muchos candidatos, que luchaba contra la poderosa mafia siciliana que imperaba en Estados Unidos en los años treinta. Eran duros, estrictos e insobornables. Eran policías ejemplares.
¿No nos colocamos muchas veces en el papel de “intocables”?
Somos Cristianos...por lo tanto... No podemos pecar
Somos Líderes...por lo tanto... No podemos equivocarnos
Somos Maestros de la Biblia...por lo tanto...Todo en nuestra vida debe parecer perfecto
Somos pastores o esposas de ellos...por lo tanto... Nunca caemos ni tropezamos
¿Qué pensarían los demás si reconociéramos pecado, errores, debilidades? ¿Nuestro liderazgo caería?
¿O tal vez reconocernos iguales o peores que aquellos a quienes ministramos nos acercaría a la gente y les ayudaría a entender la Verdad Bíblica?
Somos Débiles
“Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” (2ª Corintios 12:10)
Pecamos
Tenemos tentaciones
Caemos
Sin embargo, a pesar de nuestras debilidades, una clara enseñanza de la Palabra de Dios nos dice que cada vez que esto nos ocurre, podemos recomenzar, levantarnos, sacudirnos el polvo de las manos y rodillas y... a veces por nuestros propios medios, otras veces con la ayuda de muletas o aún en sillas de ruedas... podemos andar nuevamente.
“Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado” (Hebreos 12:12-13)
¿Conoce al líder, pastor, maestro o cristiano perfecto? ¿A aquél a quien nunca se acercaría a contarle una debilidad pues no lo comprendería?
Pues... es tan humano e imperfecto como usted y como yo...
Recordemos: No debemos jactarnos en nuestros errores y pecados, pero debemos ser concientes y enseñar que cuando pecamos, allí entra en acción el perdón y la misericordia de Dios “...mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6)