“Por la pereza se cae la techumbre y por la flojedad de las manos se llueve la casa” (Eclesiastés 10:18)
"El alma del perezoso desea, y nada alcanza...” (Proverbios 13:4)
“Porque de la mucha ocupación, viene el sueño...” (Proverbios 5:3)
Estas parecieran ideas contradictorias, ¿verdad? Por un lado, exhortan a no ser perezoso, pero también advierten acerca de tener mucho para hacer...
Llegaría a parecer incomprensibles a menos que tengamos en cuenta que también existe la palabra “equilibrio”, la cual tiene el siguiente significado:
“Estado de inmovilidad de un cuerpo sometido a dos fuerzas que se contrarrestan. Posición estable del cuerpo. Armonía, proporción. Combinación ajustada de los varios elementos en un todo”
La Biblia nos dice lo siguiente acerca de las obras de Dios:
El se tomó el trabajo y la dedicación de balancear su creación, poniendo cada cosa en su lugar para que todo funcionara correctamente. Dios no es un Dios de extremos descuidados. Todo lo que sabemos de El nos lo muestra con el equilibrio justo, cuidando aún los más mínimos detalles.
Hay muchos versículos en la Biblia que nos hablan de la necesidad de trabajar
“También os rogamos hermanos, que amonestéis a los ociosos...” (1ª Tesalonicenses 5:14)
“Y también aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran” (1ª Timoteo 5:13)
“y que procuréis tener tranquilidad y ocuparos en vuestros negocios...” (1ª Tesalonicenses 4:11)
Pero hay otros que nos enseñan acerca del reposo
“Y vio que el descanso era bueno, y que la tierra era deleitosa...” (Génesis 49:15)
“Más vale un puño lleno de descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu” (Eclesiastés 4:6)
No olvidemos que Dios descansó luego de una semana completa de trabajo
Recordemos: Debemos tratar de hallar el peso exacto entre nuestras ocupaciones y nuestro descanso, para que las obras que hagamos tengan mejores resultados...