En Hechos capítulo 27 se relata el viaje de Pablo a Roma y su naufragio frente a la isla de Malta...
Sobre este hecho, el escritor Charles Swindoll dice lo siguiente:
”A las víctimas les hace falta lo que los lugares como Malta pueden proporcionar. Si, es posible que dé la impresión de ser un lugar desierto, solitario, desesperante y de ningún modo el lugar donde usted tenía la intención de estar. Pero la terapia que brinda es la soledad y sus brisas silenciosas y suaves aportan renovación, refrigerio y sanidad. Dicho de otra manera, es recuperación”
La intención de Pablo era ir a Roma, pero luego del naufragio no sólo el viaje se vio interrumpido, sino que permaneció tres meses fuera de lo planeado en la isla...
¿Está pasando por algo semejante?... ¿Por un lugar que parece de castigo, de abandono o soledad?... ¿Un lugar del cual no entiende el objetivo?... ¿Una situación que no buscó y que quizás no cree merecer?...
Por la Palabra de Dios sabemos que todo lo que nos ocurre obra para nuestro bien...
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28)
Pablo amaba a Dios... Había sido llamado con un propósito específico... Entonces estar en la isla de Malta debía serle de ayuda de alguna manera...
Cuando atravesemos situaciones así, debemos buscar el Objetivo de Dios para ello...
Puede ser algo semejante a Isaías 40:3:
O algo como Isaías 41:18-20:
“En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca. Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente, para que vean y conozcan y adviertan y entiendan, que la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó”
En Proverbios 28:5 nos muestra algo más para tener en cuenta:
Recordemos: Debemos aprender de cada situación que nos toque vivir, aquello que Dios desee enseñarnos...